Burckhardt, Jacob (Basilea, 1818–Basilea, 1897)
Al historiador suizo Jakob Burckhardt se debe el desarrollo de una corriente historiográfica: la «Kulturgeschichte» («Historia cultural»). Su nombre es inevitable en cualquier tipo de aproximación histórico-crítica al fenómeno del Renacimiento y el humanismo italianos, tanto en la Península de los Apeninos como en su proyección por el resto de Europa entre los siglos XIV y XVI. La importancia de Burckhardt deriva de haberse adelantado en el estudio del Renacimiento italiano gracias a un libro que por mucho tiempo se consideró definitivo: Die Kultur der Renaissance in Italien (Burckhardt 1860).
Esta obra resulta modélica porque recurre a una documentación diversa, con mayor presencia de testimonios tomados de la literatura y las artes visuales, con ejemplos que, en muchos casos, se aducen por vez primera. El método empleado por Burckhardt resulta idóneo para este tipo de análisis, por lo que el libro fue recibido con elogios sin cuento por la comunidad académica internacional. Esta monografía sienta las bases teóricas del Renacimiento como fenómeno cultural (en estrecha relación con el humanismo), pero también como forma de vida.
Burckhardt, que en ningún momento obvia la existencia de los renacimientos o prerrenacimientos medievales, explora la sociedad italiana del Trecento al Cinquecento para explicar por qué esa transformación alcanzó unas dimensiones tan extraordinarias y tuvo tal capacidad de influir y replicarse más allá de Italia. El Renacimiento es básico para explicar el auge de la bibliofilia, el coleccionismo de todo tipo de antigüedades y el estudio de los vestigios del mundo grecorromano, que no repele, sino al contrario, uqna temprana egiptofilia. Al calor del Renacimiento, fueron surgiendo disciplinas como la epigrafía, la arqueología o la numismática.
Su admiración por el norte de Italia, donde sitúa la cuna y meca del Renacimiento, adquiere un sentido diferente según va descendiendo a Nápoles o Sicilia; no obstante, mucho más radicales resultan sus juicios acerca de los agentes de la historia, ya se trate de pueblos o individuos. Al atender al origen y desarrollo del Renacimiento, Burckhardt marca dos extremos o niveles en una escala que pondera en la misma medida la cultura y, en su sentido pleno, la idiosincrasia: de un lado, caen los «civilizados» alemanes; del otro, los «inhumanos» españoles.
Burckhardt, como otros historiadores y antropólogos centroeuropeos, sitúa el foco irradiador de la cultura occidental en torno a Alemania. Unos dicen que el Renacimiento solo fue posible cuando el genio italiano entró en contacto con el espíritu creador del pueblo alemán; otros, que el fenómeno era tan alemán como italiano; en fin, tampoco faltaban partidarios de la postura más radical, que postulaba que el Renacimiento era eminentemente, si es que no estrictamente, germánico.
En este caso, con la mirada fija en el prerrenacimiento carolingio, se hablaba de una hegemonía cultural mantenida a lo largo de los siglos: una translatio studii definitiva que esperaba la correspondiente translatio imperii. Desde Alemania, Austria o Suiza, el septentrión italiano se veía como una prolongación natural del hogar de los germanos tras los Alpes. Esta perspectiva fue adoptada por parte de los nordicistas (por medio de figuras como Gobineau) y la antropología germanófila o germanocéntrica.
Con respecto a España, los juicios de Burckhardt son absolutamente negativos, y en todos los órdenes; de hecho, en los años que le interesan no reconoce virtud alguna, civil o militar, en los españoles. Ni en los adalides de la reconquista ni en los soldados de los tercios viejos percibe algo que pueda parecerse a nobleza, gallardía o valor. Los españoles eran sanguinarios (de ello dejaron constancia allá donde fueron), presuntuosos (de ahí su obsesión por el linaje) y vagos (por lo que la debilidad de su economía debía tenerse por endémica e inevitable).
En una fugaz alusión al carácter español, Burckhardt destaca su rechazo a toda actividad que suponga algún esfuerzo y su pasión por los títulos nobiliarios (Burckhardt 1878, p. 356). Por mucho que busquemos, no encontraremos nada diferente: ni siquiera el tono paternalista o condescendiente de quien, desde una superioridad manifiesta, opina sobre alguien otrora poderoso y hoy abatido.
Aunque prefería hablar de naciones y no de razas (con excepciones, como en el caso de sus invectivas contra los españoles), Burckhardt afirma que el Renacimiento italiano es fruto de las repúblicas del norte. Como he señalado, el trato que dispensa a Italia difiere mucho según se trate de una región o localidad situada al norte o al sur de Roma. El sustantivo abstracto y el calificativo valorativo, a los que apela de continuo, le sirven para explicar la historia en clave moral y maniquea.
Para Burckhardt, el Saco de Roma (1527) aceleró la crisis del Renacimiento, que abrió los ojos a cuantos aún creían en el sueño de Petrarca. Calla, sin embargo, que las tropas que llevaron todo el peso de la acción fueran de procedencia alemana y suiza: los célebres lansquenetes. Sin ilusión ni ideales, con una Italia consciente de su debilidad y, por ello mismo, abatida, era la hora de la cruel España. Tras la guerra de Nápoles, nadie dudaba de la maldad innata de sus naturales, a los que Burckhardt —aquí, sí, habla de raza— se refiere al final del capítulo «Der Krieg als Kunstwert» [«La guerra como una obra de arte»] (que cito por la versión inglesa de S. G. C. Middlemore [Burckhardt 1878]):
Yet outrages like these were nothing compared with the misery which was afterward brought upon Italy by foreign troops, and most of all by the Spaniards, in whom perhaps a touch of Oriental blood, perhaps familiarity with the spectacles of the Inquisition, had unloosed the devilish element of human nature.
Tras el Concilio de Trento, que, en opinión de Burckhardt, dejó el Renacimiento en simples rescoldos humeantes, estaba España. De ese modo, hablar de un Renacimiento español o de humanistas españoles era poco menos que una contradictio in terminis. En definitiva, el influyente libro de Burckhardt estigmatizó a España y, lo peor, arrastró a un largo número de investigadores a adoptar una postura que, más allá de la crítica, se resolvía en el rechazo de España, en su historia y su presente.
Aunque el Renacimiento español fue esplendoroso y el humanismo enraizó en España como en ningún otro lugar (al margen, claro está, de Italia) y aunque la documentación que apoya tal opinión es sencillamente abrumadora, el estudioso ha de luchar contra la mala opinión creada por el historiador suizo. Será difícil desenrocar a cuantos siguen aferrados a la «verdad» de Burckhardt.
Al respecto, cuenta mucho que Die Kultur der Renaissance in Italien haya guiado a varias generaciones de estudiosos; es más, aunque ha pasado más de siglo y medio desde su publicación, el de Burckhardt es un libro archiconocido al que antes o después van a dar cuantos profundizan en el estudio del Renacimiento y el humanismo. No se trata, por tanto, de una obra superada o arrinconada, sino todo lo contrario, como ha dicho Olivier Burckhardt: «Burckhardt’s key work on the Renaissance The Civilization of the Renaissance in Italy continues to be a watershed work» (Burckhardt 1997, pp. 250–256).
Para muchos expertos, Die Kultur der Renaissance in Italien sigue siendo el primero de todos los libros sobre tan vasta materia, y no solo por la fecha en que salió a la calle, sino por su valor intrínseco. La comunión con Burckhardt puede adoptar forma de punto principal en un verdadero programa, como en una monografía reciente, que dice de forma categórica: «we are all in many ways still Burckhardtians» (Bartlett 2013, p. 7).
No puede extrañar que el volumen The Renaissance in Europe, I: The Impact of Humanism (Kekevich 2000) se abra con una revisión —en realidad, un discurso epidíctico— de Burckhardt. Tampoco llama la atención que Leba Freedman, en Classical Myths in Italian Renaissance Painting, parta de una declaración de principios como ésta (Freedman 2011, p. 15):
My work, like any scholarly work, is indebted to scholarship that has come before it. It is scarcely possible to understand research on mythological paintings by Italian artists without consulting the magisterial studies of Jacob Burckhardt, Aby Warburg, Erwin Panofsky, Fritz Saxl, E. H. Gombrich, and Jean Seznec.
Aunque buena parte del ideario de Burckhardt ha sido revisado en profundidad y muchos de sus postulados apenas si cuentan hoy entre los especialistas —para ser más precisos, habría que decir «no deberían contar»—, la idea central que vertebra el libro y los basamentos sobre los que se apoya mantienen su vigencia. Lo peor, no obstante, es su hispanofobia manifiesta, que tiene la culpa de que muchos consideren imposible o paradójico cualquier nexo entre la cultura hispánica y el Renacimiento en sus diversas manifestaciones.
En consonancia, Burckhardt silencia cualquier conexión cultural entre Italia y España, incluido el incesante trasiego de libros desde los talleres de los copistas italianos a las bibliotecas de los bibliófilos españoles. Con la imprenta instalada en ambas naciones, el libro español comenzó su penetración en Italia para satisfacer el apetito lector de los aficionados a la novela sentimental o, algo después, a los libros de caballerías. El trueque cultural es desfavorable a Italia; no obstante, peor es el saldo a que se llega cuando el intercambio es de personas.
Burckhardt pone de manifiesto que ese intercambio favoreció siempre a España y perjudicó a Italia: a cambio de unos seres tan perversos como el clan de los Borgia o de un tirano como Ferrante de Nápoles, España recibió al «noble» Cristóbal Colón, que trabajó para unos «desagradecidos» Reyes Católicos. Los historiadores de nuestros días ven todo de un modo distinto, más ponderado y menos lastrado por los prejuicios, sobre todo cuando esos juicios no se aplican a personas concretas, sino a comunidades humanas.
El colmo nos aguarda allí donde afirma que, por imitar a los españoles, los italianos comenzaron a solucionar los problemas de celos y amoríos echando mano a la espada. Y, al contrario (Burckhardt 1878, p. 436), afirma: «As the influence of Spain declined, their excesses of jealousy declined also, till toward the close of the seventeenth century they had wholly disappeared». De ese modo, a poco de liberarse del yugo español, Italia pasó de la tragedia amorosa al amor frívolo y el «cicisbeo».
Llegados a este punto, apenas si llama la atención que Burckhardt culpe a los españoles y su Inquisición del abandono en Italia de todo un género dramático: la tragedia («It was the Inquisitors and the Spaniards who cowed the Italian spirit, and rendered impossible the representation of the greatest and most sublime themes, most of all when they were associated with patriotic memories», Burckhardt 1878, p. 317). Ante tal despropósito, solo cabe pensar que Burckhardt desconocía a Calderón, a pesar de que en el siglo XIX gozaba de justa fama en Alemania por su habilidad para adentrarse por los vericuetos del espíritu.
Más adelante, Burckhardt vuelve por sus propios pasos y culpa a esos mismos agentes —siempre los españoles y la Inquisición, de la que hace un uso incorrecto, porque ignora lo que fue, su modus operandi y sus números— de la censura literaria en sus más diversas formas y los presenta como los grandes enemigos de la ciencia (varios pasajes se recogen en Whitlock 2000, pp. 205–206).
Burckhardt dejó todo preparado para que los historiadores en bloque segregasen a España del resto de Europa en el tránsito del siglo XV al XVI y se desentendiesen de ella en todos los órdenes. El más riguroso de esos ataques: el de John A. Symonds, autor de una voluminosa y muy influyente obra, titulada Renaissance in Italy, que vio la luz en siete entregas (Symonds 1875–1886) y fue traducida mucho después al español (1957), ahora en dos gruesos volúmenes.
Los dardos que este estudioso oxoniense dirige contra España son muchos y de lo más doloroso. A diferencia de Burckhardt, cuya inquina hallaba correspondencia en su desinterés por todo lo español, Symonds dedicó un buen número de páginas a España. En ellas, no faltan, aquí y allá, frases almibaradas y algún elogio suelto; sin embargo, cuando se trata de hacer juicios de valor acerca de los españoles, Symonds arremete con extrema violencia, movido por unos sentimientos que oscilan entre el desprecio y el odio.
En conclusión, podemos observar dos aspectos fundamentales al analizar la obra de Burckhardt: la historia termina siendo la historiografía, es decir, no tanto lo acontecido como lo que se cuenta de ella, y resulta francamente difícil derribar los tópicos que esta misma historiografía crea.
Bibliografía
-
Bartlett, Kenneth R. A Short History of the Italian Renaissance, Toronto, University of Toronto Press, 2013.
-
Burckhardt, Jacob. Die Kultur der Renaissance in Italien, Basel, Schweighauser, 1860. Versión inglesa de S. G. C. Middlemore, The Civilization of the Renaissance in Italy Nueva York Haper & Brothers 1878.
-
Burckhardt, Olivier. «Jacob Burckhardt», en Contemporary Review 271 (1997), pp. 250–256.
-
Croce, Benedetto. Ricerche ispano-italiane, Nápoles, Stab. Tipografico della Regia Università, 1889–1891.
-
— La Spagna nella vita italiana durante la Rinascenza, Bari, Gius. Laterza & Figli, 1917.
-
Di Camillo, Ottavio. «Humanism in Spain», en Albert Rabil Jr. (ed.), Renaissance Humanism. Foundations, Forms, and Legacy, vol. 2, Philadelphia, University of Pennsylvania Press, 1988, pp. 55–108.
-
Domínguez Domínguez, Juan Francisco. Diccionario Biográfico y Bibliográfico del Humanismo Español (siglos XV–XVII), Madrid, Ediciones Clásicas, 2013.
-
Farinelli, Arturo. Italia e Spagna, Turín, Fratelli Bocca, 1929.
-
Freedman, Leba. Classical Myths in Italian Renaissance Painting, Cambridge, Cambridge University Press, 2011.
-
Gobineau, Joseph Arthur de. The Moral and Intellectual Diversity of Races, Philadelphia, J. B. Lippincott & co., 1856.
-
Gómez Moreno, Ángel. «Burckhardt y la forja de un imaginario: España, la nación sin Renacimiento», en eHumanista 29 (2015), pp. 13–31.
-
Grafton, Anthony, Glenn W. Most y Salvatore Settis. The Classical Tradition, Cambridge M.A., Harvard University Press, 2010.
-
Grendler, Paul F. dir. Encyclopedia of the Renaissance, New York, Charles Scribner’s Sons, 1999.
-
Haskins, Charles H. The Renaissance of the Twelfth Century, Cambridge M.A., Harvard University Press, 1927.
-
Highet, Gilbert. The Classical Tradition. Greek and Roman Influences on Western Literature, Oxford, Oxford University Press, 1949.
-
Johnson, Paul. The Renaissance, London, Weidenfeld & Nicolson, 2000. Versión española: El Renacimiento, Barcelona, Mondadori 2001.
-
Lucille Kekevich, ed. The Renaissance in Europe, I: The Impact of Humanism, Oxford, Open University, 2000.
-
Maillard, Jean-François et alii. L’Europe des humanistes (XIVe–XVIIe siècles), Paris–Tournhout, CNRS–Brepols, 1995.
-
Moeller van den Bruck, Arthur. Die italienische Schönheit, München, Piper, 1913.
-
Müntz, Eugène. Histoire de l’art pendant la Renaissance, Paris, Librairie Hachette, 1889–1895.
-
Neumann, Carl. «Byzantinische Kultur und Renaissance-kultur», en Historische Zeitschrift 91 (1903), pp. 215–232.
-
Nordström, Johan. Moyen Âge et Renaissance, Paris, Librairie Stock, 1933.
-
Sandys, John. A History of Classical Scholarship, Cambridge, Cambridge University Press, 1908.
-
Schiff, Mario. La Bibliothèque du Marquis de Santillane, Paris, Bouillon, 1905.
-
Sellery, George C. The Renaissance. Its Nature and Origins, Madison, The University of Wisconsin Press, 1950.
-
Stern, Fritz R. The Politics of Cultural Dispair: A Study in the Rise of the Germanic Ideology, Berkeley–Los Ángeles–London, University of California Press, 1961.
-
Stroh, Wilfried. Latein ist tot, es lebe Latein! Kleine Geschichte einer großen Sprache, Berlin, List, 2007. Versión española: El latín ha muerto, ¡viva el latín! Breve historia de una gran lengua, Barcelona, Ediciones del Subsuelo 2012.
-
Symonds, John A. The Renaissance. An essay, Oxford, Henry Hammans, 1863.
-
— Renaissance in Italy, London, P. Smith, 1875–1886. Versión española: El Renacimiento en Italia, México, FCE 1957.
-
Voigt, Georg. Die Wiederbelebung des classischen Alterthums oder das erste Jahrhundert des Humanismus, Berlín, Georg Reimer, 1859.
-
— Pétrarque, Boccace et les débuts de l’Humanisme en Italie, Paris, H. Welter, 1894.
-
Wantoch, Hans. Spanien, das Land ohne Renaissance, München, Georg Müller, 1927.
-
Whitlock, Keith. «Anti-Spanish Propaganda», en Peter Elmer (ed.), The Renaissance in Europe. Challenges to Authority, New Haven–London, Yale University Press–The Open University, 2000.
-
Wieruszowski, Helene. «Jacob Burckhardt (1818–1897) y Vespasiano da Bisticci (1422–1498)», en Edward Mahoney (ed.), Philosophy and Humanism. Essays in Honor of Paul Oskar Kristeller, New York, Columbia University Press, 1976, pp. 387–405.
-
Woltmann, Ludwig. Die Germanen und die Reinassance in Italien, Leipzig, Thüringische Verlangsanstalt, 1905.
Ángel Gómez Moreno