Murray, Gilbert (Sydney, 1866–Oxford, 1957)
El profesor y clasicista australiano George Gilbert Aimé Murray, más conocido en el ámbito académico por el nombre de Gilbert Murray, fue profesor de Universidad de Glasgow y de la Universidad de Oxford. Sus traducciones de los trágicos griegos y de Aristófanes han sido fundamentales desde su aparición, y en ellas utiliza el verso rítmico en lugar del verso blanco con el propósito de reactivar el valor rítmico de la poesía griega. Entre 1904 y 1912, además, Murray dirigió muchos de los montajes que devolvieron el teatro clásico a los escenarios de inicios del siglo XX. También utilizó conceptos antropológicos en sus acercamientos a Homero y a la religión antigua. Entre las obras que tratan estos últimos temas se encuentran The Rise of the Greek Epic (1907) y Five Stages of Greek Religion (1925).
Murray, quien fue profesor de Gilbert Highet en la Universidad de Oxford (García Jurado 2014), publica su libro The Classical Tradition in Poetry en 1927, unos 22 años antes de la aparición del volumen The Classical Tradition. Greek and Roman Influences on Western Literature (1949) de Highet. En su libro Murray recoge las «Charles Eliot Norton Lectures on Poetry» de Harvard impartidas en 1927 donde trata la relación entre la influencia clásica y la poética. Con estas conferencias de 1927, Murray inaugura una tradición que se mantiene en la Universidad de Harvard hasta el presente (García Jurado 2014).
En A Companion to the Classical Tradition (2010), el profesor Craig Kallendorf señala que «para muchos estudiosos, los estudios seminales [de la Tradición Clásica] son los de Gilbert Highet (1949) y Robert Ralph Bolgar (1954), los cuales reflejan sus principales ideas en sus títulos […] y rastrean detalladamente este legado desde el pasado hasta el presente», de manera específica, dentro de sus libros The Classical Tradition y The Classical Heritage and Its Beneficiaries, respectivamente (Kallendorf 2010, pp. 1–2, todas las traducciones del inglés son del autor de la entrada). Sin embargo, como reconoce García Jurado, «la etiqueta “Classical Tradition” ya estaba vigente y generalizada al menos desde 1925, como puede verse en otro libro que, aunque menos conocido, no deja de ser relevante para nosotros: The Classical Tradition in Poetry, compuesto por el helenista australiano Gilbert Murray» (García Jurado 2016, pp. 90–91).
Antecedentes fundamentales del concepto de «Tradición Clásica» en la obra de G. Murray. En uno de sus estudios comparados (Murray 1914), Murray intenta demostrar que Orestes y Hamlet no son personajes creados por un solo autor, sino construcciones con un largo recorrido dentro de la tradición literaria donde cada uno se inserta. Dichos personajes, por tanto, llegan a su definición más acabada a través de ese largo proceso colectivo y diacrónico. El recorrido de estos héroes como tipos o personajes tradicionales describe e ilustra el mismo proceso que, en la obra de Murray, lleva a la cristalización teórica del concepto de «Tradición Clásica»: poco a poco, el autor fue delineando, a partir de ejemplos precisos y de estudios de casos, lo que terminaría conformando su propuesta teórica sobre el mundo clásico en relación con su recepción posterior.
Dentro de ese recorrido que conduce a la conceptualización de la Tradición Clásica hay algunos textos de Murray, previos a la publicación de The Classical Tradition in Poetry (1927), que evidencian su interés por este asunto y que, además, anuncian la aparición del volumen sobre Tradición Clásica de 1927. Uno de ellos es el capítulo dedicado a la tragedia (titulado «Greek and English Tragedy» en el volumen colectivo English Literature and the Classics [1912] editado por G. S. Gordon). Otro es su texto Hamlet and Orestes: A Study in Traditional Types (1914), que fue presentado como parte de la Annual Shakespeare Lecture en 1914. Dicho texto sobre Orestes y el personaje de Shakespeare fue incluido en 1927, con cambios menores, como penúltimo capítulo de The Classical Tradition in Poetry.
En el texto de 1912 sobre la tragedia griega e inglesa, incluido en el volumen de Gordon, Murray se basa esencialmente en las diferencias entre ambas tradiciones trágicas, poniendo énfasis en la relación del drama griego con el ritual religioso y en el propósito de entretenimiento para el caso de las obras inglesas. En oponión de Murray, la tragedia griega se basa en la «verdadera naturaleza humana, observada imaginativamente o sentida a profundidad» (Murray 1912, p. 20); mientras que en la tragedia inglesa se piensa más en la psicología teatral, en la relación con el melodrama, o en personajes para la escena. Murray opone, de esta forma, la verdad como esencia del teatro griego a la «falsedad» del drama moderno, según su opinión, que se relaciona más con los temas y conflictos de la comedia de Menandro.
En el caso del análisis comparativo de Hamlet y Orestes de 1914, Murray explica la relación entre lo consciente y lo inconsciente, y entre la tradición y la invención (Murray 1914, p. 3), elementos fundamentales para el autor que explican el modo como funciona la Tradición Clásica, de ahí que tenga mucho sentido que dicho texto se republique en 1927 como parte del volumen The Classical Tradition in Poetry. En su estudio sobre Hamlet y Orestes, el autor introduce el concepto de «tipos tradicionales» o «personaje tradicional», pues su objetivo no es comparar obra con obra, sino personaje con personaje (Murray 1914, p. 4). Tras una larga y minuciosa comparación de ambas sagas, el autor (guiado por sus referencias, por sus argumentos y por las conclusiones, pero también por la intuición analítica, que es un elemento fundamental en sus análisis) se refiere al concepto de «tradición», al explicar que todo su estudio:
[…] implica que en el proceso de la Tradición —es decir, después de haber pasado de generación en generación, de haber sido modificado, expurgado, revivido y repensado constantemente— un tema a veces muestra un curioso poder de durabilidad eterna. Puede ser ampliamente alterado, puede parecer completamente transformado. A pesar de todo ello, alguna cualidad inherente permanece en él y hay detalles significativos que se repiten de forma inconsciente de generación en generación de poetas (Murray 1914, p. 25).
Otros estudios de Murray en los que el concepto de «tradición» se vuelve fundamental son «The Tradition, or Handing Down, of Greek Literature», publicado en Yale Review en 1913 y recogido en el volumen Greek Studies de 1946; «Poesis and Mimesis», conferencia dada en Cambridge en 1920 como parte de The Henry Sigwick Lecture y recogida en el volumen Tradition and Progress (1922); y «Greece and England», conferencia ofrecida a la Royal Society of Arts en la Peter le Neve Foster Foundation, en marzo de 1941, también recogida en Greek Studies.
En «The Tradition, or Handing Down, of Greek Literature» (1913), Murray analiza el concepto de tradición dentro del desarrollo de la propia cultura griega, y explica que «traditio es la palabra latina, paradosis la griega». Agrega «que los libros que poseemos hoy son aquellos que, por una razón u otra, han sido constantemente copiados una y otra vez, y nunca se les ha permitido padecer silenciosamente el fin natural propio de los libros y los hombres». Por lo que «no se trata solo de que fueran siempre considerados como lectura valiosa por alguien; sino de que alguien siempre se tomara el trabajo de volverlos a escribir». A ese proceso lo llama «tradición» literaria, y los avatares de dicho proceso son los que ocupan todo este estudio (Murray 1946, pp. 87–88).
En «Poesis and Mimesis» (1920), Murray analiza el concepto de «mímesis» a partir de Aristóteles como base de la creación, pero defiende que existe otra parte fundamental del arte llamado «poiesis» (en inglés «poesis»), donde «un poeta realmente hace lo que un tejedor hace con su ropa. Hace la verdadera textura de sus versos. Él hace sus propios poemas» (Murray 1922, p. 118). El acto creativo siempre se está moviendo entre la «mimesis» y la «poiesis», entre la imitación y un hacer nuevo, pues «cada acto que realizamos es algo nuevo, una nueva creación, que nunca antes ha existido en la tierra; y, sin embargo, cada uno de ellos es también una imitación de algún modelo y un esfuerzo que pretende algún objetivo» (Murray 1922, p. 123). Murray, además, relaciona la «mimesis» y la «poiesis» con la existencia (del mismo modo que explica en 1927, como veremos, el concepto de «Tradición Clásica» a partir de la vida cotidiana). Según el autor, «podemos estar seguros con Platón de que las dos cosas que determinan el modo de vida para cada uno de nosotros son, tal y como él dice, “el camino de nuestra nostalgia y la calidad de nuestra alma” […]. Lo que es lo mismo: nuestra Mímesis y nuestra Po[i]esis, nuestra elección de un tema y nuestra ejecución del mismo» (Murray 1922, p. 124). No parece difícil, por lo tanto, ver la relación que existe entre los conceptos de «mímesis» y «poiesis» con lo consciente y lo inconsciente, y la tradición y la invención que unos años antes el autor había utilizado para estudiar las figuras de Orestes y Hamlet (Murray 1914, p. 3).
En un texto ya mencionado, posterior a la publicación de su The Classical Tradition in Poetry (1927), titulado «Greece and England» (1941), el autor se dedica a estudiar el modo en que la Tradición Clásica, «con todas sus debilidades, tiene profundas raíces en Inglaterra» (Murray 1946, p. 192). En este texto, Murray no se limita a las relaciones literarias entre ambos países, sino que abarca también la esfera social, política, institucional, bélica e internacional. Lo más significativo para nuestro propósito es que dicho texto está inspirado a partir del concepto de «Tradición Clásica» y que se nutre de ejemplos y argumentos que mueven constantemente al lector de la situación inglesa o griega del momento a los referentes de la Antigüedad. En este discurso, además, Murray reconoce su parcialidad y concede a las limitaciones de quien analiza un valor determinado, al reconocer que «en mi propia imagen mental no dudo de que haya un elemento de ilusión, el tipo de ilusión que es inseparable del amor y, a veces, revela una verdad que solo el amor puede ver» (Murray 1946, p. 212). A su intuición analítica, Murray agrega este elemento de ilusión amorosa que se refleja en cada una de sus obras y que es fundamental para comprender el modo como entiende y pone en práctica el concepto de «Tradición Clásica». Murray, además, siempre tiene la curiosidad de preguntar más allá de cualquier respuesta conseguida, deja siempre espacio para el misterio y la intuición.
La Tradición Clásica como «sombra del pensamiento». Es, por tanto, en su libro The Classical Tradition in Poetry de 1927 donde Murray sistematiza, de un modo más profundamente teórico, su conceptualización. Desde las breves páginas introductorias de este volumen, el autor define, a partir de una referencia al profesor Charles Eliot Norton, el concepto de lo clásico: no se refiere con él a «las cosas que llaman la atención o que ejercen su encanto en un lugar y momento determinados, sino a aquellas que que sobreviven a los cambios del gusto y la moda. Sus ojos estaban puestos en esa belleza que no es de hoy o de ayer, que existió antes de nosotros, y continuará cuando todos nos reunamos con nuestros padres» (Murray 1927, p. X). En el cierre de su presentación, el autor relaciona el término de lo clásico y sus formas de la permanencia con el concepto de poesía y de tradición, como ya había hecho de un modo más ilustrativo en su análisis de Hamlet y Orestes:
Quiero considerar hasta dónde existe, por debajo de todos esos cambios y modas, una tradición central y permanente, desde la que todo tiempo y todo individuo puede hacer divagaciones particulares y temporales, pero que, a su vez, permanecen en algún lugar dentro del corazón de todos los estilos mientras estos sean verdaderamente poéticos (Murray 1927, pp. X–XI).
Murray se propone, de esta forma, hacer un estudio de lo poético desde Homero y Hesíodo hasta los versos que se publican en los periódicos de su tiempo, sin perder de vista el modo en que lo permanente de la tradición interactúa con los gustos y los intereses de una época determinada. A esa interacción continua entre lo esencial y lo voluble, entre la continuidad y el cambio, entre lo eterno y lo efímero, entre lo diacrónico y lo sincrónico en la poesía, el autor llama «Tradición Clásica».
En el apartado «What is meant by tradition» de The Classical Tradition in Poetry, Murray parte de la vida diaria para comprender y explicar el concepto general de tradición como parte de la existencia en comunidad (Murray 1927, pp. 3–6). Justo después emprende un análisis de la obra de John Milton y William Shakespeare para establecer paralelos entre estos autores y los clásicos grecolatinos. De este modo, el estudioso demuestra y ejemplifica cómo Milton «hace alusiones clásicas directas, usa palabras y frases peculiares del latín y el griego; e incluso más, enmarca la sintaxis de sus oraciones en un modelo que es más latín que inglés» (Murray 1927, p. 7). En su análisis del Paraíso perdido de Milton, Murray relaciona elementos gramaticales, sintácticos, tropológicos y culturales para comprender y echar luz sobre el modo en que el poeta hace uso de todo el arsenal clásico. Los elementos formales tienen tanta fuerza en el modo en que Milton asimila el legado grecolatino que el autor reconoce que algunas oraciones son «difíciles de entender para aquellos que no saben griego y latín» (Murray 1927, p. 14); asimismo, señala cómo «estos tropos y giros sintácticos muestran de un modo más evidente la íntima dependencia de Milton con respecto a la Tradición Clásica que las muchas referencias directas a la poesía antigua, las cuales son obvias a lo largo del Paraíso perdido» (Murray 1927, p. 15).
Murray, por supuesto, no descuida ni echa a un lado estas referencias más directas, sino que da cuenta de ellas, con claros ejemplos, como es su costumbre, y llega a enumerarlas (Murray 1927, pp. 15–16), pero en su análisis insiste en ir más allá de lo evidente, de la referencia explícita y (además de detenerse en las relaciones tropológicas y sintácticas de su estilo) también se permite seguir su intuición analítica allí donde apenas se puede ver un rastro casi imperceptible de la recepción del legado clásico. Para el autor la «sombra de pensamiento o sensibilidad» (Murray 1927, p. 16) es fundamental para comprender el concepto de «Tradición Clásica». De ese modo, explica que:
[…] son mucho más significativos los pasajes donde, como signos de la profunda saturación mental de Milton con la tradición de la poesía antigua, no hay una alusión concreta a nada clásico, sino una sombra de pensamiento o sensibilidad, o incluso un ritmo que llega al estudioso clásico con la música interior del mundo antiguo (Murray 1927, p. 16).
Por otra parte, Murray presenta a Shakespeare como la antítesis de Milton y, por ello mismo, le interesa ver en él la influencia del legado clásico, en tanto ejemplo opuesto. No se detiene en sus poemas, porque considera que en ellos sería muy fácil dar cuenta de las fuentes grecolatinas, las alusiones mitológicas, la dicción poética, etc. Por ello, prefiere detenerse en las obras teatrales, que le permiten constatar el estilo más libre, coloquial y aparentemente más desligado de los presupuestos clásicos (Murray 1927, p. 22). Evita, además, tomar como referentes las piezas de tema clásico o las comedias ligeras; prefiere las grandes obras de Shakespeare por considerar que «la Tradición Clásica se muestra mejor en las grandes obras» (Murray 1927, p. 22). Por medio de su intuición analítica y atento a toda «sombra de pensamiento o sensibilidad» (Murray 1927, p. 16), el profesor llega en su análisis sobre Shakespeare a conclusiones semejantes a las que obtuvo con su exégesis de Milton.
Como apunta García Jurado, «la indagación en el propio origen de la poesía, nos propone Murray, puede ayudarnos a aclarar este enigma entre un ámbito perceptible de la Tradición Clásica y otro inconsciente» (García Jurado 2014). Es así cómo Murray formula dos formas de concebir la tradición:
- Como algo inconsciente, similar a una convención que se asume de manera imperceptible.
- Como una forma de ideal, donde sí se ve la voluntad clara de adoptar un tipo determinado de tradición, por ajena y lejana que ésta sea.
(Francisco García Jurado 2016, p. 147)
En resumen, Murray ve la Tradición Clásica no solo en la referencia directa a un hecho o a un personaje clásico en paralelo con su reescritura a lo largo del tiempo, sino también en la reutilización de tropos y estructuras sintácticas que los autores han ido aprehendiendo y filtrando en su propia lengua y dentro de un estilo personal. Pero también se detiene en aquellos elementos casi imperceptibles, donde no se nota aparentemente ningún rastro, donde «la influencia clásica se oculta tan profundamente, tanto en su conciencia como en en los hábitos de la poesía inglesa» (Murray 1927, p. 17). Todo ello permite a Murray concluir que, «como en el resto de la existencia, la influencia inconsciente y desapercibida de la tradición está más vastamente expandida que la que se reconoce a simple vista» (Murray 1927, p. 17).
Bibliografía
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García Jurado, Francisco. «Tradición Clásica y poética. Un libro de Gilbert Murray», en Reinventar la Antigüedad (13 de oct. de 2014), url: https://clasicos.hypotheses.org/931.
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Kallendorf, Craig, ed. A Companion to the Classical Tradition, Oxford, Wiley-Blackwell, 2010.
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Murray, Gilbert. «Greek and English Tragedy», en English Literature and the Classics, Oxford, Clarendon Press, 1912, pp. 7–24.
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Murray, Gilbert. The Classical Tradition in Poetry, Cambridge, Massachusetts, Harvard University Press, 1927.
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— «Greece and England», en Greek Studies, Oxford, Clarendon Press, 1946, pp. 192–212.
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Murray, Gilbert. «The Tradition, or Handing Down, of Greek Literature», en Greek Studies, Oxford, Clarendon Press, 1946, pp. 87–105.
Yoandy Cabrera Ortega